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Los Alojamientos del Valle de Lecrín




12 de Enero de 2021

El Valle de Lecrín es un maravilloso lugar, situado entre Granada, La Costa Tropical, La Alpujarra y Sierra Nevada.

Por Isaías Padial para Turismo Valle de Lecrín.

Te proponemos una experiencia; venir al Valle de Lecrín con tu familia o amigos a alguna de las casas rurales.

En estos alojamientos rurales, tendrás intimidad, tranquilidad, espacio para estar suficientemente separados. Y poder moverte con comodidad por toda la comarca. Para descubrir preciosos rincones y disfrutar de una exquisita gastronomía local.

 

 

 

 

El valle de Lecrín está lleno de caminos antiguos. Serpentean entre lomas, colinas y montañas, por donde manan multitud de nacimientos de agua y algunos trepidantes saltos de agua. Por todas partes hay multitud de especies vegetales muy diversas; pues se pasa en solo 20 km de un clima subtropical en el sur, cerca de la Costa Tropical, por un clima húmedo cerca de los embalses y lagunas. El clima es continental en las zonas medias sobre 500 m de altitud y seco en la zona cercana al Temple. Pasando a un clima nórdico en las cumbres de Sierra Nevada, con gran cantidad de plantas endémicas.

 

 

 

 

Se trata de tomarte tu tiempo para que cada rincón, camino, pueblo o mirador lo puedas apreciar en toda su plenitud. Sin tener que mirar el reloj, saboreando cada una de sus peculiaridades y características. Disfrutar de una vivencia con la naturaleza y el entorno que te harán sentirte más relajado y lleno de energía que nunca.

Podrás ver el mundo de otra forma, transmitir a tus compañeros de viaje tus sentimientos a través de esta nueva experiencia en simbiosis con la naturaleza. Sobre todo con todo el tiempo que necesites por delante, hinchado de sentimientos y emociones.

 

 

 

 

 

Aquí tienes 8 días de experiencias por el Valle de Lecrín, sintiendo y viviendo cada uno de sus rincones

Pasear por la laguna de Padul sobre un comino de madera. Rodeado de cañas y juncos, oyendo el cantar de multitud de aves y parándote a verlas. Matando el tiempo sentado en alguno de sus miradores, charlando sigilosamente con tus acompañantes es la primera propuesta que te hacemos. Esta es la ruta del Mamut, llamada así por los restos que se han encontrado en las turberas de la zona, existiendo unos mamuts a escala natural en la misma, para disfrute de los niños.

 

 

 

Caminar por la ruta de Nico Molina en las márgenes del río Dúrcal. Rodeado de álamos, higueras, nogales, plátanos de indias, granados, ciruelos, albaricoques, almendros, olivos etc. Cruzando el río por sus puentecitos de madera, además de los puentes emblemáticos: El Romano, el de Isabel II o de piedra y el Puente de Lata. Escuchando el bullir de sus aguas, inmerso en un cauce excavado por el agua del río en miles de años, a 60 metros de profundidad sobre la llanura, con un microclima especial. Visitando los molinos que antaño fueron la industria principal del pueblo y metiendo los pies en el agua de sus acequias, es otra de las experiencias para compartir con tus amigos o familia.

 

 

 

 

La visita al pueblo de Nigüelas, con sus calles empedradas, algunas de ellas tan pequeñas que no pueden pasar los coches. Los jardines de la casa de María Zayas, la Almazara de Las Erillas del siglo XIV y perfectamente restaurada como antaño. Las aljibes árabes, el mirador de La Razuela, el monumento natural de La Falla de Nigüelas y la ruta de la Pavilla, te llevarán otro día para experimentar el placer de la tranquilidad, el sosiego en compañía de tus seres queridos.

 

 

 

El molino del Sevillano en Acequias, el mirador de Moraima, el castillo de Soraya, el Molino de Mondújar junto a la Iglesia homónima; Las ruinas romanas de Feche, la casa del Marqués y los molinos en Talará. El castillo de Lojuela en Murchas; Los miradores e Iglesia en Chite; La presa de Béznar y su área recreativa son otros de los rincones que podréis visitar en el municipio de Lecrín. Paseando entre naranjos y limones que en ocasiones se ven resguardados por olivos. Y plácidamente degustar vuestra visita que, si la haceis en primavera, tendréis un intenso olor de azahar en todo el recorrido.

 

 

 

 

La siguiente visita que te proponemos es en el municipio de El Pinar.  Rodeado de olivos y encaramado sobre una pequeña meseta, que bajo los pies del Cristo del Zapato, domina desde el sur la zona baja del Valle de Lecrín. Pueblo compuesto por dos barrios (alto y bajo) cada uno con su iglesia, calles angostas, bien pavimentadas, adornadas con macetas y un intenso olor a aceite. Pues todas sus calles lindan con el campo y siempre encontraremos olivos y buenas vistas. No muy lejos del pueblo más al sur del Valle de Lecrín, está Izbor.

 

 

 

 

El Valle es un municipio compuesto por tres pueblos: Melegís, Restábal y Saleres unidos por la ruta del Azahar.  Inmersos los tres en un vergel de naranjos, muy cercanos entre sí. Son pequeños, con unas bonitas iglesias. Hay un lavadero público en Melegís, La Lonja en Restábal y el Barranco de Luna en Saleres. Este último  es un desfiladero impresionante, profundo, de paredes muy altas, serpenteante. Deja al descubierto fósiles por la erosión que ha causado el agua y un microclima especial, con una temperatura muy uniforme durante todo el año.

 

 

 

 

Las Albuñuelas es el pueblo más alejado del Valle, con muchos miradores pues tiene el término municipal más grande. Con muchos caminos, rutas, vértices geodésicos y cantidad de árboles. Famoso por un terremoto que destruyó casi todo el pueblo y aún hoy conserva casas con paredes inclinadas. Es uno de los mejores lugares para dejar pasar el tiempo paseando por sus calles, yendo a sus miradores y a sus áreas recreativas.

 

 

 

 

 

Se dice de Cónchar que es el corazón del Valle de Lecrín y es así al estar situado en el centro geográfico del Valle. Pasa por su vera el río que cambia de nombre a su paso por Dúrcal, Cozvíjar, Cónchar y Murchas, para unirse al río Albuñuelas y desembocar en el Guadalfeo y llegar al Mediterráneo en Salobreña. Aunque en Cónchar hay de toda clase de frutales, es famoso por sus granadas, las más buenas del país y muy apreciadas en los mercados. Es imprescindible una visita al salto de agua del Arroyo del Alcázar y en verano, intentar meterse dentro; cuestión que es un poco arriesgada por la fuerza del agua.

 

 

 

 

Después de cada uno de estos recorridos tendréis muchos restaurantes donde degustar la gastronomía autóctona o unos espacios en nuestros alojamientos en dónde tranquilamente degustar la experiencia de cada día. Acompañados de una exquisita comida con los productos de nuestra comarca y con mucho tiempo por delante para comentar todo aquello que hemos descubierto ese día.

 

 

 

 

 

Si quieres visitar el Valle de Lecrín para conocer estos maravillosos rincones, tenemos un amplia variedad de  alojamientos  casas rurales preciosas y hoteles  para elegir;  para comer hay diferentes restaurantes para escoger, y si lo que buscas es algo diferente  nuestras empresas de turismo activo, te ofrecen toda clase de actividades y sensaciones.

Autor   Isaias Padial



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