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La obra de esta Iglesia data del S. XVI. Sus primeras piedras y sillares se comenzaron a poner en el año 1540 por el artífice Juan Ajofrin y su hijo. Posteriormente fue terminada por Jerónimo García.
Una de las curiosidades de este lugar es que antes de ser iglesia fue Mezquita Mayor. Entre los años 1559 y 1565, a través de una serie de remodelaciones, este espacio fue adaptado al nuevo culto cristiano.
Sobre el pórtico de la entrada principal a la iglesia podemos ver la estatua sedente de Santa María la Mayor, patrona y protectora del templo y del pueblo. Dicha portada fue obra del maestro cantero Gaspar de Muriel y la levantó en 1559.
En la madrugada del 21 de agosto de 1569, amanecía en Padul cuando un ejército de 2.000 moriscos pretendía reconquistar el pueblo, tras los incumplimientos de los reyes castellanos sobre las creencias, vestidos y costumbres. Estos moriscos engañaron al destacamento de soldados que defendía la fortaleza montada en esta plaza y, sobre todo, al vigía despistado que, desde la torre oteaba el horizonte mirando hacia Dúrcal.
Desde allí esperaban la venida de los moriscos, pero estos como buenos estrategas, caminaron durante la noche desde Las Albuñuelas y entraron a saco en nuestro pueblo por el Humilladero (La Cruz de Santa Elena), situado en la entrada del pueblo desde Granada. Esa noche hubo una lucha encarnizada, sangre, incendios y muertos.
La Iglesia Santa María la Mayor alberga en su interior grandes retablos, algunos del S. XVI y por las características de las pinturas, probablemente sean del hijo de Pedro Machuca (Luis) o Juan de Palenque.
En esta iglesia es donde se encuentran la mayoría de las imágenes que procesionan en Padul durante el Domingo de Ramos, el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Esta Semana Santa paduleña está catalogada como Fiesta de Interés Turístico de Andalucía.
Junto a esta iglesia se encuentra su bella y espaciosa plaza, donde se sitúan dos cruces, de las muchas que podemos hallar en todo el término municipal de Padul.
La más famosa de las cruces es la Cruz de los Burbujones situada en la plaza de la Iglesia, que debe su nombre a las burbujas o bultos esculpidos en el cuerpo y brazos de la cruz. Cuenta la leyenda que, durante los días de cuaresma, en los que se debía guardar el ayuno y la abstinencia, una buena mujer fue a la misa de los oficios del Viernes Santo, y por infringir tal propósito, al salir de la iglesia, la cruz se la tragó. Esta mujer, asustada, comenzó a dar con todas sus fuerzas codazos, puntapiés y rodillazos para escapar del interior de la cruz. Y entonces fue cuando la salieron esos bultos. Son historias de la historia, pero relatos que demuestran el devenir y el sentir de los pueblos.
En total, diecisiete preciosas Cruces jalonan las calles del Padul o rodean el puedo como señal y símbolos de la fe religiosa de sus habitantes desde antaño.
Algunas de ellas y de las más conocidas y cuidadas por los habitantes de Padul son:
